miércoles, 23 de mayo de 2007

DECLARACION DE PRINCIPIOS

Ante la proximidad de las vacaciones estivales, recibo a diario cientos de cartas de atentos lectores preguntándome sobre el lugar ideal al que viajar en este periodo de asueto.

Pues bien, respondo tajantemente: no hay un lugar mejor que otro. La aventura no requiere emplazamientos exóticos o remotos. La Aventura es
una actitud ante la vida y, por tanto cualquier lugar es apropiado. Donde otros solo verán un pedregal, el aventurero verá un microcosmos plagado de fascinantes muestras geológicas. Donde otros solo encontrarán materia inerte, el aventurero descubrirá un nuevo escenario para experiencias imprevisibles.

Uno no necesita atravesar océanos, ni desplazarse a gran distancia para vivir la aventura. Puede muy bien encontrarla a la vuelta de la esquina, en su barrio o tumbado en el sofá de su casa. Precisamente, esta última es una de las opciones que mas defiendo y practico.

Quizás coincidan conmigo en que la aventura no depende del marco geográfico y sí de una
pulsión vital, pero aun asi prefieran cambiar de entorno durante el verano, llevados por una natural inclinación al desplazamiento. Entonces lo suyo es ir a Portaventura, o a Marina dor, ciudad de vacaciones, destinos en los que, estando un poco al loro, se pueden conseguir ofertas a unos precios muy competitivos.

Paul Bowles escribia en
El cielo protector que el turista se distingue del viajero en que el primero esta pensando en el regreso antes incluso de haber hecho las maletas, mientras que el segundo, “que no pertenece mas a un lugar que al siguiente, se desplaza con lentitud de un lado a otro de la Tierra

Yo concretamente, pienso ir a la playa del poniente de
Benidorm con la parienta y los crios, donde ya tengo reservado un apartotel de tres estrellas con todo incluido, y alli, al igual que Bowles, me desplazaré con lentitud del sofa a la cama, del chiringuito de la playa a una tasca donde ponen una fideguá de levantar la boina, sin pertenecer mas a un lugar que al siguiente.

9 comentarios:

Teniente Colombo dijo...

Hace poco que escuché esa frase de Bowles y este verano quier hacer mi primer viaje como viajero, no como turista. Pero en Benidorm ya he estado. Venga, enróllate y recomiéndale un destino a tu amigo Colombo.

JoFz dijo...

Cuando tenía once años mis padres alquilaron un apartamento en Arenales del Sol, donde me enamoré perdidamente de una niña con el pelo cortito que nadaba con su colchoneta cerca de donde mos tumbabamos, jamás me miro, claro, pero yo aún la recuerdo, y al final me hice amigo del hijo del quiosquero y con él y sus amigos viví mil y una aventuras por las dunas de Arenales. ¿quedará alguna?

Jas dijo...

Como me encantan estas dos palabras "pulsión vital", que aunque me recuerdan no se porque a "tensión sexual", suenan como un latido en el ciberespacio.

Con la parienta y los crios??...cuantos churumbeles tienes Bajito?? XDDD

A ver si deja de llover que a este paso las vacaciones las hacemos en canoa.

Teniente Colombo dijo...

Jas siempre pensando en lo único... XD qué tío.

Bajito tiene dos o tres vidas paralelas fijo.

S dijo...

Pues yo me los voy a pasar alquilando canoas y piraguas a los turistas en la costa, aún soy joven para pasarme a los patinetes.

Anónimo dijo...

Creo y supongo que coincidiré con algún que otro conocido tuyo, letrado el, que al personaje del dibujo le falta la gorrita de "gora euskadi", para que el personaje en sí sea más entrañable e identificativo.

kire

Wendy Pan dijo...

Hola mi amoool, Ugenio eres un genio!
espero que no me os ahogueis ninguno, aquí seguimos con el bocholno, y mi cicatriz-ser meteorológico me dice que ya queda poco (me viene dando guerra desde el domingo).
Te leo pronto bajis

OOM-9 dijo...

yo ya he sido viajero y festivalero y me temo que este año ante la amenaza de tener que ser turista me quedare en casa...

Anónimo dijo...

Y llevaras bermudas surferas o braga nautica? espero que lo segundo. El aventurero ahi, en la barra del chiringuito, cadenon de oro al pecho, palillo en los labios, zapatitos de rejilla...
Asociacion para la proteccion del chulo de playa ya!

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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