miércoles, 17 de noviembre de 2021

Távira


 Tavira fue árabe hasta el siglo XIII, cuando fue reconquistada por  Paio Peres Correia este cristiano medieval, tras la provocación que supuso el asesinato de siete caballeros de la Orden de Santiago a manos de los árabes durante una tregua. Muy cerca del puente romano, junto a la Iglesia de Santiago, una calle lleva el nombre de 'Los Siete Caballeros'.

El puente romano que une las dos partes en que se divide la ciudad, también divide a su vez el rio, ya que son dos cauces distintos. El rio que llega hasta el puente romano es el Gilao, sin embargo desde ahí hasta la desembocadura es el Sequa.

martes, 26 de octubre de 2021

Estoi


Estoy en Estoi, y me alojo en la casa que vemos a la izquierda, construida por el ingeniero Joaquim Lopes Belchior, autarca y demócrata.

viernes, 22 de octubre de 2021

A lenda de Floripes

 En la Praça Patrão Joaquim Lopes. de Olhão se encuentra una de las esculturas mas fotografiadas (y dibujadas) del Algarve. Se trata de la Floripes, una seductora aparición que seducía los pescadores de la zona. La leyenda es un poco confusa, pero parece que se trataba de una musulmana encantada, cuyo padre huyó abandonándola, cuando los cristianos reconquistaron estas tierras. Con el tiempo se aparecía por las noches y desafiaba a los hombres a atravesar la ria prometiéndoles amor y riqueza, aunque después acababan todos ahogados, merced a no sé qué ardides de la Floripes. O algo así. Ni siquiera me queda muy claro si era una muerta que volvía del mas allá o una mujer viva de malvada entraña o una activista combatiendo el patriarcado dominante y la religión hegemónica.


 

miércoles, 20 de octubre de 2021

Culatra

 


La ria de Formosa forma en su desembocadura un pequeño archipiélago contituido por una serie de islas alargadas como una línea de protección entre la costa y mar abierto. Fuseta, Armona, Culatra, Farol e Ilha Deserta son las islas paradisiacas que lo componen, de fina arena y aguas turquesas. Apenas distan unos centenares de metros desde el litoral y se acceda a través de ferrys que las recorren continuamente.  Algunas están deshabitadas y otras como Culatra, tienen pequeñas poblaciones  estables. Son una gran opción para pasar el dia o para naufragar.

 

lunes, 18 de octubre de 2021

Olhão

    

Otro agradable pueblo marinero del Algarve es Olhão. Cuenta entre sus atractivos con un concurrido puerto pesquero, un largo paseo marítimo y un barrio de pescadores, de estrechos callejones y casas de forma cúbica (razón por la cual Olhão también se conoce como la ciudad cubista)

En la imagen podemos ver el animado mercado, que consta de un edificio para pescado y otro para fruta y al fondo la réplica del barco del Bom Sucesso, en el que 17 intrépidos marineros cruzaron el atlántico hasta Brasil para comunicar al exiliado rey João VI que las tropas napoleónicas habían sido derrotadas en el Algarve. Para llevar a cabo esa misión hoy habría bastado con mandarle un wasap, pero en aquellos tiempos hubieron de atravesar 5000 kilómetros de océano en un frágil esquife diseñado para pescar sardinas.

 

Fuseta (y 2)

 


 Fuseta tiene una playa en el mismo pueblo y otra enfrente, en la paradisiaca Ilha de Armona, a la que se llega en un corto trayecto en barco . En medio queda la desmbocadura del rio Formosa, como una apacible piscina.

 

viernes, 15 de octubre de 2021

Fuseta

Una opción muy recomendable para alojarse en el sureste del Algarve es Fuseta, un tranquilo pueblo de pescadores perteneciente a la freguesía de Olhao. Aquí no encontrareis el aire afrancesado de Tavira ni las recias murallas de Faro, pero Fuseta conserva bastante intacta su esencia marinera y ha resistido a la invasión del turismo masivo. Tiene unos cuantos restaurantes donde asan el pescado con maestria, varias playas y una extensa marisma donde anidan aves de colorido plumaje.

Justamente a la orilla de la marisma nos alojamos, en este antiguo molino de mareas desde donde saludamos a los flamencos cada mañana.

 

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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