Callejon del Duende
Cadiz es la
ciudad mas antigua de occidente, y el barrio de El Pópulo, el más antiguo de
Cádiz. Situado a la entrada del casco histórico, entre el Ayuntamiento y la
Catedral, el actual barrio del Pópulo comprende el recinto reconstruido y amurallado
sobre el núcleo árabe anterior. El latido de la Historia retumba en estas
callejuelas como un clamor ancestral, y en su piedras ostioneras se mezclan
vestigios de escrituras fenicias, púnicas, romanas y árabes.
Uno de los rincones del Populo con mas embrujo es el llamado Callejón del Duende. Dicen algunos que el nombre proviene del trapicheo y el contrabando que llevaba a cabo en este callejón un pirata conocido como el "Duende". Otros señalan que las prostitutas escapaban por ahí del recinto amurallado, cuando la guardia organizaba una redada por los lupanares.
Pero la leyenda mas castiza, que ha pasado de generación a generación, nos cuenta que en tiempos napoleónicos, cuando los franceses intentaban invadir Cádiz, un capitán gabacho, se enamoró perdidamente de una hermosa piconera. Su gracia gaditana y su naturaleza guerrillera, se resistían al cortejo del invasor, pero finalmente sucumbió a la apostura del Capitán francés y a su remilgado acento.
Pero la pasión gaditana y la adicción gala al cortejo parecen ser mas fuertes que la muerte. Ya que segíun cuentan los vecinos del Pópulo, algunas noches se pueden ver las sombras de estos dos enamorados que, dos siglos más tarde vuelven para reencontrarse en el callejón de sus enscarceos, y a revivar la llama de la pasión que un día sintieron.
En memoria de esta pareja de enamorados transpirinaicos, los vecinos adornan con velas el callejón la noche de los difuntos.
Uno de los rincones del Populo con mas embrujo es el llamado Callejón del Duende. Dicen algunos que el nombre proviene del trapicheo y el contrabando que llevaba a cabo en este callejón un pirata conocido como el "Duende". Otros señalan que las prostitutas escapaban por ahí del recinto amurallado, cuando la guardia organizaba una redada por los lupanares.
Pero la leyenda mas castiza, que ha pasado de generación a generación, nos cuenta que en tiempos napoleónicos, cuando los franceses intentaban invadir Cádiz, un capitán gabacho, se enamoró perdidamente de una hermosa piconera. Su gracia gaditana y su naturaleza guerrillera, se resistían al cortejo del invasor, pero finalmente sucumbió a la apostura del Capitán francés y a su remilgado acento.
La
piconera ya tenía un novio que le daba bota de pez y salchichón alpujarreño, pero ella, que era en el fondo
un poco snob, acabó decantándose por el fuet alsaciano y el vino bordelés. El entorno no era nada francófilo, asi que
debían consumar su amor a escondidas y a oscuras. En el estrecho callejón encontraron un rincón
sórdido aunque adecuado para dar rienda
suelta a este secreto romance.
Una
fatídica noche fueron sorprendidos y señalados por fulminantes dedos
acusadores. Ambos fueron condenados a
muerte por traición.Pero la pasión gaditana y la adicción gala al cortejo parecen ser mas fuertes que la muerte. Ya que segíun cuentan los vecinos del Pópulo, algunas noches se pueden ver las sombras de estos dos enamorados que, dos siglos más tarde vuelven para reencontrarse en el callejón de sus enscarceos, y a revivar la llama de la pasión que un día sintieron.
En memoria de esta pareja de enamorados transpirinaicos, los vecinos adornan con velas el callejón la noche de los difuntos.
3 comentarios:
...como te lea la gaditana y vea que pones a la fina ciudad de putera...nos va a dejar sin bizcochos
Tu labor de cronista ilustrado no tiene precio, Aventurero. El panadero del Puerto era un mindundi!!
el panadero ya tiene su homenaje
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