Espejos en el Callejon del Gato
El otro dia paseando por Madrid me encontré con el callejón del Gato. Habia
pasado muchas veces por esa zona, cerca de la plaza Santa Ana, pero nunca había
reparado en este legendario rincón, donde Valle Inclan ponía a deambular
los quebrantos de Max Estrella y su leal amigo latino de Hispalis. Los agonico protagonistas de Luces de Behemia descubren en este Callejón
del gato los espejos concavos y convexos cuyo reflejo deformaban la realidad trasformandola en esperpento.
Tambien
dedicó tinta a estos espejos el otro por antonomasia llamado Ramon, el Gomez de
la Serna: "En el
callejón del Gato hubo hasta hace poco, calzados en la pared y del tamaño del
transeúnte de estatura regular, dos espejos, uno cóncavo y otro convexo que
deformaban en don Quijote y Sancho a todo el que se miraba en ellos".
El
verdadero nombre de la calle es Alvarez Gato, y según parece es este cristiano converso el que da nombre al lugar.
Pero leo otra historia que explica la toponimia y que es mas de mi gusto y la
trascribo:
En un cercano coto dieron caza a un gran gato
montés. Con su piel el Cardenal Cisneros mandó hacer unas botas para regalrselas al Gran Capitán,
que parece que tenia su residenicia en este callejon. Las botas eran de impecable factura, hechas a
semejanza de unas que había usado Carlomagno, pero tenia
el inconveniente de que al estar confeccionadas con piel de gato, despedían un tufillo que atraía a
todos los felinos de vecindario, que venían a mearse en el portón.
Cuando el Gran Capitán vestía sus botas, los gatos de
la vecindad se iban tras él, mermando su marcial apostura,
por lo que se las regaló a su ayuda de cámara. Este detalle le sentó regular al Cardenal Cisneros, que era muy sentido para
según que cosas.
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