miércoles, 25 de junio de 2008

San Maradona

Como decía Marina, la mas curiosa de estas hornacinas es la dedicada a Maradona, situado al mismo nivel que la Madonna.

Y es que hay una auténtica devoción por el Pibe que en aquellos años mágicos (del 84 al 91) encumbró al hasta entonces humilde equipo de Napoles, ganando dos títulos de liga, una Copa de Italia, una Copa de la UEFA y una Supercopa Italiana.

Entre las reliquias reunidas en ese altarcillo se puede ver un pelo milagroso del jugador, una oración dedicada, incluso una capsula con lagrimas derramadas por Diego armando, con evidentes poderes curativos.


12 comentarios:

Martine dijo...

Tomop vacaciones "obligadas", pero de cuando en cuando pasaré por aquí para dejarte un comentario, eso sí no me perderé ninguna de tus Entradas.
Un beso.

EL AVENTURERO dijo...

disfruta de tius vaciones, selma

Martine dijo...

No son vacaciones, Aventurero, es un retiro temporal :-(, pero gracías de todos modos...

Mary Westmacott dijo...

Hola Bajito, como va?
hacia mucho que o entraba a tu blog, ni al de nadie, la verdad mudarse de pais es complejo.
Ahora etro por primera vez en largo tiempo y me encuentro con San Maradona jajajaj
Bueno, que bueno que la gente en Napoles lo quiera, lastima que se le subio a la cabeza no?
Besos
A

gus aneu2 dijo...

¿la mano de dios es también el oído de dios? ¿el oído al que pedir salud, dinero, amor? ¿o un oído suminidtrador de substancias milagrosas?

EL AVENTURERO dijo...

hombre, anna carina, cuanto tiempo!

ya te has instalado en barcelona?

Anónimo dijo...

Vale ya de chascarrillos entre amiguetes y un respeto para el pibe. Palabras mayores.

Anónimo dijo...

Todo un honor, Uge.

Has leído esto? Los aventureros tenéis un cerebro especial (según dice la prensa que dicen... que a su vez dicen...)

http://www.20minutos.es/noticia/392976/0/cerebro/aventureros/estudio/

y por el Pibe respeto profundo, que conste. Muchísimo más que el que le tengo a la virgen, sin ir más lejos

gus aneu2 dijo...

...y sois (somos) unos viciosos. Es un consuelo saber que es que tenemos una zona en el cerebro que nos empuja hacia las drogas y el juego. Que se lo digan al pibe.
fugitivo, fugitivo,
chascarrillo yo me pido
que me cuente del pivito
si es que ha ido o ha venido

EL AVENTURERO dijo...

que bueno lo del articulo, marina

ya habia notado yo que tenia un estriado ventral enorme

Anónimo dijo...

es como la primera version castellana del libro "asi asesinaron a trotski", que escribio el gral. leandro a. sanchez salazar (ex-jefe del servicio secreto de la policia mexicana) y julian gorkin (santiago de chile: editorial del pacifico, 1950. 250 p.), muy curioso.

a r m a n d o
m a r a d o n a

ya lo ha pescado el filosofo de indianapolis:
to be is to do- socrates.
to do is to be-jp sartre.
do be do be do-frank sinatra

Javier de Blas dijo...

Qué casualidad! Dibujé la misma hornacina! Puedes verla en desdelabanera.blogspot.com
etiqueta, Nápoles
Bonitos dibujos los tuyos.
Saludos!

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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