miércoles, 19 de noviembre de 2008

La teniente Onil

Esta noche en Pluton BRBnero, dan el capítulo
"La teniente Onil", con la participación de Terele Pavez y Sancho Gracia.
El guion es de Eugenio Lasarte, de profesión aventurero.
A las 23,30 en
la 2

13 comentarios:

Jose Felix Morales dijo...

Sí, porque tú lo digas. A esa hora ponen Hospital Central en telecinco. Una serie muy bonita que habla de los problemas de la gente. Yo no me la pienso perder.

Anónimo dijo...

¡Qué pena! Yo a esa hora estoy viendo "El internado", en Antena 3. Una serie que habla con gran credibilidad de los problemas de los jóvenes. Otra vez será.

Anónimo dijo...

¡Qué casualidad! Hoy yo no puedo. En la uno de TVE dan el España-Chile de fútbol. ¿La repiten algún otro día?

EL AVENTURERO dijo...

QUE BUEN CRITERIO TENEIS LOS BASAURITARRAS PARA SELECCIONAR LA PROGRAMACION

Muskilda dijo...

¿A las 23.30? Pero ¿no era a las 22.00? ¿Ya empezamos a saltar por la programación? Si la tele nos funciona a las chicas (esta un poco brava, ayer no, hoy si, mañana depende de como estén alineados los planetas...)no nos la perderemos. Aunque algunas hayamos sido acusadas injustamente de hechos lamentables (el que no sabe es como el que no ve ¿te acuerdas cuando no veías? Que mala memoria teneis los operados.) no te guardamos rencor. Y algunas somos adictas a Terele Pavez. Y no se porque hablo en plural mayestático. Creo que tengo mala semana.

Anónimo dijo...

¿ Alguien sabe quien es ese Eugenio Lasarte ? ¿Otro aventurero con blog?.

------ dijo...

Eu vou ver 'Arrapacinhas violentas' por el telemobel. Eu sento isto Aventureiro. Anda que que programar isto uma cuarta feira!?

Wendy Pan dijo...

Aaaaaaaaaaaaaaaaaah! puñetero, qué calladito te lo tenías, eeeh?
Aunque de todas maneras siempre me gusta leer esas cosas de los créditos, malegro de haberlo visto antes de verlo..., bueno, mesentiende, no? xDD

magic dijo...

Pues espero que sea un éxito de share o como se diga eso que mide lo que parece imposible, aunque sea un éxito para la "inteligente minoria "

Un abrazo

Wendy Pan dijo...

Pos mancantau, tanto que ahora me voy pa la güel a verlo otra vez jajaja
La teniente Onil, lo de Alburquerquer, el cambio de roles (bueno cualquier cosa que haga mi adorado Capitán Valladares mencanta jijiji..., bueno, menos lo de la cremallera, ejem XDDD), el Nelson de la señora de Valladares jejeje
Enhorabuena, buen-escribidor.
Besotes

Muskilda dijo...

He de comentar que mi aparato se portó medianamente bien. Y lo de medianamente es literal. Primero se veía, luego se quedaba oscuro, luego se volvía a ver. Pero oir, lo oí todo. Y ¿qué es más importante para un guión, la imagen,o la palabra? El guión, muy bueno. Terele, como siempre de pxxx mxxxx.

Wendy Pan dijo...

"... un viaje a Palma de Mallora..."
JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA
Mencanta, aiins.

Anónimo dijo...

¡Un blog para que digan lo guapo, alto e inteligente que es uno!¡Qué buena idea! Por cierto, ¿qué es eso de los basauritarras? ¿Salen también en Plutón?

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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