miércoles, 30 de septiembre de 2009

arrive to NYC

El 6 de septiembre llegamos a la Terminal 7 del aeropuerto JFK, de New York City. Nada mas desembarcar los servicios de inmigración me plantean unas cuantas cuestiones: si he participado en el genocidio nazi, si estoy involucrado en espionaje, si he cometido algún atentado terrorista, si porto armas, explosivos o jamón de jabugo. ¿Serán preguntas trampa? Por si acaso contesto a todo que no.

“¿Planea atentar contra el presidente de Estados Unidos?” les respondo que no me he planteado demasiado ese asunto pero que Obama me parece un tipo simpático y que en principio pienso respetar su vida. Me dejan pasar amablemente, advirtiéndome de que si cambio de intenciones se lo comunique a la mayor brevedad. “No se preocupe, agente, usted será el primero en saberlo”.


La aventurera sin embargo es retenida durante unos minutos en un módulo de aislamiento, donde se confiesa culpable por dos o mas delitos que involucren depravación moral o violación respecto de una sustancia controlada.

Sin mas contratiempos, nos dirigimos al corazón de la Gran Manzana.

viernes, 25 de septiembre de 2009

San Andrés de Teixido

"en la pared un mapamundi, y colgando del ártico, entre Groenlandia y los mares cálidos, un rácimo de figuritas de pan de San Andrés de Teixido"

Manuel Rivas
Cuando vayais a Galicia un sitio que no podeis dejar de visitar es San Andres de Teixido. Y no se trata de una recomendación, es simplemente quer no podeis dejar de visitarlo, porque a San Andres de Teixido "vai de morto o que non vai de vivo", o sea que si no vas de vivo, iras de muerto. Asi que hay por alli un trajín tremendo de almas en pena que vienen post mortem a cumplir con el santo, a menudo reencarnados en forma de pajaros, hormigas u otros animalillos, en un sincretismo religioso muy poco ortodoxo.

El origen de este peregrinar se encuentra en un ataque de celos del santo. Parece que San Andres tenia envidia de Santiago al ver a tantos pregrinos dirigiendose a su tumba, asi que rogó para conseguir un pouco de seguimiento. Y hete aqui que el mismisimo Dios se le apareció en persona y, cansado de sus lamentos, le concedió nada menos que la peregrinación universal. Todo ser humano habría de pasar por alli, en vida o despues de diñarla. El que no llora no mama.

Asi que os recomiendo que vayais a San Andres de Teixido cuando aun esteis vivos, que una vez difuntos vete tu a saber si no será mucho mas lio.

miércoles, 9 de septiembre de 2009

Combarro

Tambien estuvimos por Combarro, pueblo pintoresco y uno de los núcleos pesqueros más hermosos de la costa gallega.

A lo largo de la calle que da a la ria se alinean mas de 30 horreos sobre la base granítica del puerto, en una especie de muralla que separa el mar del casco histórico, salpicado de cruceiros. “Onde hay un cruceiro, hubo un pecado” decia Castelao.

Los horreos de Combarro tiene la particularidad de que, a diferencia del uso agrícola que se les da en el resto de Galicia, aquí se utilizan como secadero de boquerones, sardinas y otros pescados típicos de la Ría.

Por cierto, ahora estoy en Nueva York




martes, 8 de septiembre de 2009

mas carnaza


Aquí podemos ver a las colaboradoras del aventurero haciendo un posado veraniego con sus encantos a la vista. La imagen se tomó en la playa de Barra, al final de la Ria de Vigo, en un dia asueto tras varias jornadas de trabajo agotador.

viernes, 4 de septiembre de 2009

BURACO


La población de la isla de Oms vivía aterrorizada por los lamentos que surgían de una enorme sima inexpugnable que se hundía hacia el mar, junto a los acantilados. Tanto era el pavor que les inspiraba que lo llamaban O Buraco do Inferno.

Con el propósito de aclarar el misterio, el aventurero y sus colaboradoras se trasladan hasta la isla de Oms, en plan Scooby Doo.

Tras investigar sobre el terreno, realizar mediciones y tomar muestras con la ayuda de sofisticado instrumental, llegan a la concusión de que los sonidos provienen del batir de las olas en el fondo del buraco y de alguna gaviota despistada que se cuela por ahí.

Otro caso resuelto. Ahora los isleños de Oms vuelven a dormir tranquilos como bebes, que da gusto verlos.


miércoles, 2 de septiembre de 2009

Bueu



El aventurero recaló en la onomatopéyica localidad de Bueu, en la ria de Portevedra, peninsula de Morrazo.

Una tarde cuando hojeaba la prensa junto a la playa de este tranquilo pueblo pesquero, el aventurero descubrió maravillado a una manada de no menos de doce delfines que retrocigaban a apenas unos metros de la orilla. Ni siquiera la sensata oposicion de sus colaboradoras pudo impedir que se metiera al agua a bañarse con aquellos simpáticos cetáceos odontocetos.

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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