lunes, 29 de marzo de 2010

Sierpes

Esta animada arteria peatonal es conocida como la calle Sierpes desde los tiempos de los Reyes Católicos, debido a una leyenda sobre un monstruo devorador de niños que sembró el pánico en Sevilla a finales del siglo XV.

En aquel entonces en esta calle se encontraba la Cárcel Real, cuyo subsuelo era un laberíntico trazado de cloacas romanas o árabes, por las que a veces se fugaban los presos. Fue uno de ellos, el bachiller Melchor de Quintana, el que, en su huida, encontró al carnívoro monstruo, una enorme serpiente de siete metros. Lo mató y en vez de escapar, volvió a la carcel con la piel de la sierpe. En recompensa por su hazaña le concedieron la libertad con visado oficial.

Menos suerte tuvo Cervantes, que pasó una buena temporada en esta misma cárcel y parece que en su celda empezó a escribir El Quijote.

Creo que la calle sierpes fue tambien el primer lugar de Europa donde se cultivó el tomate, en el huerto de un tal Nicolas Monardes.

jueves, 25 de marzo de 2010

El Costurero de la reina

Este edificio fue construido por los Duques de Montpellier para alojar a la Guardia Real. La reina María de las Mercedes, hija de los duques y esposa de Alfonso XII, murió de tuberculosis a los seis meses de casarse, con tan solo 18 años. Durante su enfermedad, “la rosa mas sevillana”, según la copla, pasaba larga horas en este edificio tomando el sol, entretenida en labores de bordado.



-¿Dónde vas Alfonso XII? ¿Dónde vas triste de ti?
-Voy en busca de Mercedes, que hace tiempo no la vi
-Tu Mercedes ya está muerta, muerta está, que yo la vi,
Cuatro duques la llevaban por las calles de Madrid

martes, 23 de marzo de 2010

Maria de Portugal

Como hemos visto, Pedro el Cruel, era un bicho de cuidao y se tenia bien ganado el apelativo, pero es que tenía unos antecedentes de echar a temblar.

Su madre, la Reina María de Portugal, estaba casada con su Alfonso XI. El rey tuvo el poco tacto de llevarse a vivir a palacio a su amante, Doña Leonor de Guzmán, y de tener con ella seis hijos, mientras la reina aguantaba estoica la humillación de convivir con la concubina y su prole. Ahora bien, en cuanto se murió del rey, la reina se plantó en la alcoba de Doña Leonor y la mató a golpes de maza.


Como parece que esto de los mazazos no estaba bien visto en una reina, a su muerte la enterraron en el Convento de san Clemente, en lugar de en la Capilla Real de la Catedral, que es donde le correspondería. Pero para que no cupiese duda de quien había sido la auténtica reina, sobre su tumba ordenó que siempre hubiera un manto de brocado rojo y su corona real.


jueves, 18 de marzo de 2010

La Momia de Maria Coronel


En el convento de santa Inés cada 28 de octubre se puede contemplar el cuerpo incorrupto de su fundadora María Coronel, noble dama del siglo XIV, cuyo padre y marido habían sido asesinados por orden de Pedro I, el cruel. Este lujurioso rey se encaprichó de la joven viuda y la persiguió hasta el convento en el que se había recluido. Para librarse del febril acoso del cruel Pedro, María Coronel corrió a las cocinas y se arrojó sobre el rostro un perolo de aceite hirviendo. Al verla así abrasada, al rey se le pasaron las ganas de retozar y se fue. Las marcas de las quemaduras todavía se pueden apreciar en el cuerpo momificado.

martes, 16 de marzo de 2010

Palomas desmilitarizadas

La semana pasada el ejercito decidió licenciar a sus palomas mensajeras, según un decreto aprecido en el BOE. El alto mando dice que en tiempos de las autopistas de la información y las redes sociales, comunicarse mediante palomas es un anacronismo. Como si no fueran anacrónicos la jura de bandera, el pase pernocta y el pelo rapado al cero. Bueno, lo del pelo igual vuelve a estar en boga, gracias a los vaivenes de la veleidosa moda.

El caso es que la sección colombófila de las fuerzas armadas ha dejado de existir y los cinco militares destacados en esa unidad esperan nuevo destino. El futuro civil de las mas de 300 palomas militares es aun mas incierto. No se sabe si se integrarán en el cuerpo de correos o si serán destinadas a la cazuela del coronel.

jueves, 11 de marzo de 2010

Justa y Rufina

Según cuentan las hagiografías, las santas Justa y Rufina, patronas de Sevilla, fueron martirizadas por romper el ídolo pagano que los romanos querían que adorasen.

Estas santas eran dos alfareras de Triana, barrio con una antiquisima tradición en la elaboración de cerámicas, debido a los barros que formaban las frecuentes crecidas del Guadalquivir. El monte Testaccio, en Roma, se construyó con restos de vasijas de Triana.


Goya inmortalizó a las santas patronas, iluminadas por un haz de luz celestial y con un león a punto de merendarselas, en un cuadro que se encuentra en la Capilla de los Cálices de la catedral, cuando no está de gira por museos.


lunes, 8 de marzo de 2010

mujeres, kepa y señor japonés

Ahora sí, zorionak a todas las mujeres trabajadoras, y también a las no trabajadoras (si es que las hay) y también a Kepa Izaguirre, que es su cumpleaños.


Kepa, incansable viajero, ha sido varias veces mi anfitrión en Sevilla, en su casa del popular Callejón de las flores, en Triana, que podeis ver en la ilustración.


En esa misma casa vivió hasta 1999 Rejii Nagakawa, historiador y escritor natural de Hiroshima, traductor al japonés de James Joyce, Shakespeare, Emily Bronte y Graham Greene.

Durante la 2ª guerra Mundial, Nagakawa había recibido la orden de lanzar su avión contra las tropas enemigas, pero poco antes de convertirse en kamikaze, el Enola Gay lanzó la bomba atómica sobre Hiroshima, donde murió la mayor parte de su familia, y Japón se rindió.

Quizas con el orgullo herido del Ronin, Rejii se dedicó a viajar por Rusia, EEUU y Centroamerica, hasta que llegó a Triana. Encontró esta casa desde la que se escucha el murmullo del Guadalquivir y se quedó aquí hasta su muerte.


viernes, 5 de marzo de 2010

tablao


Ahora que se aproxima el Dia de la mujer trabajadora he recordado una canción que escuché un dia en un tablao flamenco muy cosmopolita de Sevilla. El cantaor, de torva mirada y pelo aceitoso, se arrancaba con una soleá que decía tal que asi:


Arricónamela
échamela al ricón
Si es casada la quiero
si es soltera mejor

miércoles, 3 de marzo de 2010

PALACIO DE LAS DUEÑAS

“Mi infancia son recuerdos
de un patio de Sevilla
y un huerto claro
donde madura el limonero”

Regio palacio sevillano, propiedad de la duquesa de Alba. Aquí murió la emperatriz Eugenia de Montijo y aquí nacieron los hermanos Machado, pues su padre era empleado de los duques.

Años mas tarde en su exilio francés, Antonio Machado y su hermano Manuel solo tenían una camisa para los dos. Cuando uno salía a la calle el otro tenía que quedarse en casa esperando, ellos que habían nacido en palacio tan pomposo.


lunes, 1 de marzo de 2010

El Rinconcillo

Pues ahora voy a poner algunas entradas de Sevilla, porque tengo el cuerpo sandunguero y flamencón y porque me viene en gana, aunque fundamentalmente por esto último. Y empiezo por el Rinconcillo.

Fundado en 1670, el RINCONCILLO es el bar mas antiguo de Sevilla. Conserva intacto su sabor añejo y, como no se fian de las calculadoras calculadoras, todavía echan las cuentas con una tiza sobre el mostrador. Todos sus años de larga experiencia quedan patentes en las tapas de bacalao con garbanzos.

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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