viernes, 24 de abril de 2009

La caida de Constantinopla

El 29 de mayo de 1453 Mehmed II, el conquistador, entra a Constantinopla por esta puetra. Ese mismo momento marca el Final de la Edad Media



A mediados del siglo XV los turcos osmanlies son dueños de los Balcanes, Anatolia y el Bósforo. Solo Constantinopla se resiste. En 1422 la ciudad repele una invasión turca, pero 30 años mas tarde, el sultán Mehmed II decide que todo esá preparado para acabar con el simmbolo de la cristiandad oriental.


Occidente abandona la ciudad a su suerte. Apenas 700 genoveses llegan como refuerzo de los 17.000 defensores, frente a los 250.000 otomanos atacantes: El sitio y los asaltos se suceden a partir del 2 de abril de 1453. El emperador, Constantino XI Dragases, muere durante la batalla, mientras muchos venecianos y bizantinos se pasan a las filas enemigas.


La flota turca es trasladada por tierra para evitar la gigantesca cadena del Cuerno de Oro y atacar desde el agua los puntos mas debiles. Se abren varias brechas en las murallas de Teodosio, pero durante las noches reconstruyen las defensas. El sultán envia miles de soldados turcos a una muetre segura al pie de la muralla con la intención de nivelar el terreno, rellenando los fosos con los cadaveres de su propia ejercito.

Por fin, los otómanos toman Constantinopla el 29 de mayo y masacran a toda la población. Mehmed II, el conquistador entra en la ciudad, concede a la tropa tres dias para saquear la ciudad, según costumbre aceptada, y pasa una página en la historia. Ya en el palacio, caminando por las desoladas salas, masculló algunos versos de un poema persa:


La araña ha tejido su tela
en el palacio imperial
y el búho ha cantado
su canción de vigilia
en las torres de Afrasiab.


lunes, 20 de abril de 2009

El Bósforo

Según la leyenda Zeus, el dios de todos los dioses, se enamoró de Io, una joven de Argos y sacerdotisa del templo de Hera. La diosa Hera (mujer de Zeus) se enteró de la infidelidad de Zeus y se mosqueó bastante. Zeus, que le tenía a Hera mas miedo que a un nublao, le juró que no había sido infiel y para convencerla convirtió a Io en una ternera y se la regaló. Hera la confió entonces a la custodia de Argos, el gigante con cien ojos. Pero Zeus mandó a Hermes para que matara a Argos, y así lo hizo. Esta vez Hera envió un tábano para seguir a Io. Las picaduras del tábano hicieron huir a Io atravesando el estrecho que separa Europa de Asia, y desde entonces este lugar se conoce con el nombre de Bósforos, que significa paso para un buey.

viernes, 17 de abril de 2009

ESTAMBUL, CONSTANTINOPLA, BIZANCIO


Estambul es una ciudad única en el mundo. Esta afirmación, que puede parecer fruto del entusiasmo del fácilmente impresionable aventurero, ha sido constatada a lo largo de los tiempos por todo el que se ha pasado por allí.

Durante mil años ha sido el centro del mundo, como capital de dos imperios totalmente diferentes.
Es la única ciudad del mundo que se asienta sobre dos continentes y conecta dos mares.


El Bósforo es el estrecho de 35 kilómetros que separa la parte Europea de la parte Asiática de Estambul y une el mar de Marmara (sur) con el Mar Negro (norte). Oriente y occidente cara a cara.

Aun hoy este estrecho conserva toda su importancia geoestratégica porque hace la conexión naval entre los antiguos países de Unión Soviética y el resto del mundo, a través del Mediterráneo. El tráfico de buques es intenso y los petroleros se cruzan con los pequeños barcos públicos que hacen el transporte de la población de ambas partes de la ciudad.



jueves, 16 de abril de 2009

El Haman de Roxelana

Hakesi Hamami

En 1566 el gran Mimar Sinan construyó, sobre los antiguos baños bizantinos de Zeuxxippus, este hamam para la segunda esposa de Solimán, Roxelana, literalmente “la rusa”, debido a los orígenes que se le atribuían.

"Suleyman el magnífico", hijo de Selim I, el cruel, fue el Sultán más rico y poderoso del imperio otomano. Extendió sus dominios desde Bagdad hasta Hungría a Península arábiga, Persia, lo Cárpatos... Reconstruyó los muros de Jerusalén. Expulsó de la isla de Rodas a los Caballeros de Malta. Tomó Trípoli, Belgrado y llegó hasta las puertas de Viena haciendo temblar a toda la cristiandad.

Pero tenía un punto débil: Roxelana. Ella era una esclava ucraniana de gran belleza que probablemente fue capturada en el Cáucaso y comprada en el mercado de esclavas para el harén del sultán. La conoció al comienzo de su reinado y, dejando de lado a las otras mujeres de su harén, la convirtió en su favorita y su esposa, algo inaudito hasta entonces. Llegó a tener una influencia extraordinaria sobre el sultán, consiguiendo cuanto le proponía: el exilio de sus hijos, la ejecución del Gran Visir...

El italiano Bassano, que era paje en el palacio en aquella época, fue testigo de esta pasión: “Él le manifiesta tanto amor y confianza que todos sus súbditos, extrañados, comentan que ella lo ha hechizado y la llaman Cadi, o sea la Hechicera”


domingo, 12 de abril de 2009

Ars sacrum

El otro día estuve en la iglesia de la Encarnación, oyendo el Oficio de tinieblas "Leçons de Ténèbres", de Marc-Antoine Charpentier, texto tomado de los cinco primeros capítulos de las Lamentaciones de Jeremías del Antiguo Testamento. La celebración estaba formada por tres nocturnos, con sus correspondientes salmos y antífonas, un versículo, su responsorio y tres lecturas con sendos responsorios.

Como manda la tradición, despues de cada salmo, se iban apagando, uno a uno, catorce de los quince cirios que iluminaban la iglesia, sumergiendola en las tinieblas.

Al final de Oficio no se impartió bendición ni hubo rito de despedida, marchando los asistentes en silencio y a oscuras, reflexionando con el profeta sobre la ruina de Jerusalen y la destrucción del Templo de salomón, y exhortando al pueblo desterrado a arrepentirse.

Lo que se dice una juerga, vamos

lunes, 6 de abril de 2009

cafe en suspenso

El otro día en una cena rememorábamos una entrañable anécdota napolitana, que había contado el poeta Felix Grande en un homenaje a Sábato.

“Ustedes saben - dijo en aquella ocasión Félix Grande - que uno de los más grandes guionistas europeos se llama Tonino Guerra. Tonino Guerra es el guionista de los Taviani, de Vittorio de Sica, de la película “Amarcord”. Un día a Tonino Guerra, que es norteño, habitante y nacido en la Romaña, en Italia, le llamó su amigo Vittorio de Sica para que le hiciese el servicio de visitar con él Nápoles, porque De Sica tenía la intención de hacer una película con Nápoles como protagonista. Pero no sabía qué quería contar en ella, y por ello requirió la participación de Tonino Guerra.


Llegaron a Nápoles, estuvieron un par de días caminando por Nápoles, yendo a unos sitios y a otros, y a Tonino Guerra, hombre muy norteño, no le encantó particularmente el aturdimiento, la voracidad automotriz de esa ciudad. Vittorio de Sica ya estaba un poco desesperado, y finalmente, hacia las dos de la tarde de un día de verano muy caluroso, se llevó a Tonino Guerra a una taberna, a una tabernita que era una habitación pequeña, con una ventana que daba a una plaza porticada, tras de la cual se veía borrosamente alguna figura, porque la resolana del día emborronaba las imágenes. De pronto se abrió la cortina y apareció una pareja, se acercaron los dos al mostrador y dijeron: “Por favor, dénos tres cafés, dos para tomar y uno en suspenso”. Tonino Guerra no entendió, no sabía qué pasaba, miró a Vittorio de Sica y le hizo un gesto de interrogación, y Vittorio de Sica le dijo: “Espera, tranquilo”.

La pareja se tomó cada uno su café, pagaron tres cafés, tomaron dos, y se fueron. Luego pasó un grupo de cuatro personas, tomaron cuatro cafés, los pagaron y se fueron; luego pasaron cinco personas, pidieron siete cafés, cinco para tomar y dos en suspenso, se tomaron sus cinco cafés, pagaron siete y se fueron.

Tonino Guerra estaba inquieto, como es propio de un hombre perpetuamente asomado a lo maravilloso, y quería saber qué es lo que ocurría. Vittorio de Sica no decía nada, hasta que de pronto, a través de la ventana, se vio una sombra en medio de la resolana, evidentemente era la figura de un ser humano que avanzaba hacia la tabernita, hacia la pequeña cafetería. Y se abrió la cortina, y apareció un mendigo. El mendigo se dirigió al camarero con una mezcla de humildad y de cortesía, y preguntó: “Por favor, ¿hay algún café en suspenso?”. Y el camarero dijo: “Por supuesto, pase”. Se tomó su café y se marchó”.


jueves, 2 de abril de 2009

boqueria

A escasos metros de las Ramblas, el Mercat de la Boquería es el mas grande y el mas conocido de Barcelona. Hay documentos que hablan de la existencia de un mercado en esta zona para la venta de carne desde el siglo XII. Pero no es solo un lugar histórico. Actualmente está lleno de vida y tiene una variada oferta comercial. Muchos barceloneses vienen aquí a hacer sus compras y los payeses siguen ofreciendo los productos de sus huertas. Aunque es un mercado al aire libre, está cubierto por una elegante estructura de hierro forjado.

Dentro del mercat, junto a una de las entradas, hay una pequeña taberna que regenta un personaje conocido como Pinocho, no sé si por el tamaño de su apendice nasal o por que tiene cierta querencia a ser infiel a la realidad. El caso es que su barra, a pesar de ser pequeña y popular, debe tener algo sobresaliente porque ha conseguido atraer a grandes gurús de la nouvelle cuisine como Arzak o Adriá.


amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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