Asi se conoce a la cueva de mas de 20 metros de altura que se encuentra en la Latomía del paraiso, en Siracusa, por su excepcional efecto acústico, que permite ampliar incluso el sonido mas leve conviertiendolo en un ensordecedor estruendo. Según la leyenda, el tirano Dionisio escuchaba desde lo alto de la cavidad las conversaciones de los prisioneros que encerraba en esta cueva, enterandose de muchas confidencias y chismorreos.
El nombre de la oreja de Dioniso se le ocurrió siglos mas tarde al tempestuoso Caravaggio, que se habia exiliado en Sicilia, huyendo de Roma, después de herir a hachazos a un notario llamado Pascualone y asesinar a un tal Ranuncio Tomassoni por una desavenencia en un juego de pelota.
Hoy 5 de febrero se celebra el día de Santa Agueda, festividad con gran tradicion en mi tierra. Se celebran romerías y la vispera salen los coros por las calles de Euskal herria a cantar las coplas de la santa, pertrechados con palos y farolillos.
Segun las crónicas hagiográficas, Santa Agueda (o santa Agata) fue una joven siciliana del sigloI III, a la que un libidinoso gobernador romano llamado Quintianus convirtió en martir al someterle a diversas lindezas como amputarle los pechos
La celebración de Santa Águeda enlaza con el culto a Isis y con las antiguas Matronalia romanas, fiestas dedicadas a propiciar la fertilidad de las matronas, en honor de Juno Lucina, divinidad de los partos y de la abundante lactancia. Es patrona (matrona?) de las enfermeras y quiza tambien patrona de las matronas, o matrona de las patronas... que lio
Otros poderes de Santa Águeda son los de preservar contra incendios y erupciones volcánicas. Se dice que en el año 250, su intercesión logró detener la lava del Etna a las puertas de su Catania natal.
Precisamente en Catania, frente a la catedral de santa Agata, nos encontramos con un singular monumento en su honor: la Fuente del Elefante, símbolo de la ciudad, proyectada por Gian Battista Vaccarini. Entre el fuste inferior, con ángeles y bajo relieves, y el obelisco egipcio que corona el monumento, el autor colocó un elefante de roca volcánica de la época romana, conocido comúnmente como "il Liotru", nombre procedente de un cierto nigromante pagano de tiempos bizantinos, Eliodoro-Liotru, que cabalgó sobre el elefante para enfrentarse al obispo de Catania.

Fuente de agua dulce junto al mar, conocida y cantada desde la antigüedad por poetas como Píndaro y Virgilio. Según la mitología griega, Aretusa, ninfa de la Élide, un día, despues de cazar, se fue a bañar al rio Alfeo; el rio se enamoró de ella y asumió la forma humana para perseguirla; la ninfa invocó a Artemides, que la transformó en fuente, la hizo profundizar bajo tierra, atravesó el mar Jónico y salió luego a la luz en la isla de Ortigia, en Siracusa. Elfeo, pertinaz, volvió a transformarse en rio, cruzó el mar y se unió a Aretusa en la isla de Ortigia, en la fuente que aqui vemos.

En una sociedad como la siciliana los lazos familiares son de una relevancia trascendental. Por ello, a nadie extraña que en el acceso a la condición de funcionario publico se valoren sobre todo las relaciones de fraternidad y consanguinidad, en detrimento de otros criterios de selección, como la igualdad, mérito y capacidad. Viene esto a santo de una curiosa contratación que ha salido recientemente a la luz: el ayuntamiento de Palermo ha contratado a 110 nuevos chóferes para los autobuses municipales. Ninguno de ellos tiene carné de conducir. Ni uno.
Parecía que el nepotismo humorístico había llegado a su punto álgido cuando el Gobierno regional de Sicilia contrató a 70 personas sólo para contar alcantarillas y casualmente todos eran parientes del alto cargo responsable del área, pero esto de los conductores ha conseguido superar el absurdo.
Così è Sicilia!

Los peñascos que emergen junto a la costa de Aci Trezzo, en el oriente de Sicilia, según la gente de aqui son, nada mas y nada menos que las piedras que el cíclope Polifemo le arrojo a Ulises, despues de que éste hubiera horadado su único ojo, sumiendole en la mas profunda e irrevocable oscuridad
amica veritas, sed magis amicus plauto
Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.
En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.
Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.
Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.
Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.
En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.
Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.
Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.
Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.