Kom Ombo
Kom Ombo es un templo dedicado a Pa Sobek, el dios cocodrilo. Quizás por eso se alzó sobre un promontorio en una curva del Nilo en un lugar donde antaño se solazaban los cocodrilos, al sur de Gebel el-Silsila.
Aquel atardecer paseábamos por la primera sala hipóstila de kom Ombo contemplando los capiteles campaniformes, los fustes grabados con los nombres de Ptolomeo XIII Neo-Dionisio y las escenas de ofrendas a diferentes divinidades.
Sorpresivamente, sobre un muro tras las columnas fasciculadas se nos apareció una silueta hierática. ¿A quien creéis que pertenecía? En efecto, lo habéis adivinado: Se trataba del mismísimo el príncipe Txabi, que ataviado con los atributos de Osiris, arengaba a los congregados. Portar los distintivos de Osiris significaba algo más que representar al rey de los muertos: personificaba todo aquello que muere para después renacer. Se convertía en el sol que se eclipsa cada noche para renacer a la mañana siguiente, en el Nilo que anualmente desarrolla su poder fecundador, cubriendo con sus aguas la tierra negra del Egipto, para después retirarse dejando a sus márgenes una fértil llanura.
Recreando los ciclos favorables, el príncipe Txabi distribuía entre los primitivos súbditos los elementos civilizadores, incitandoles a emerger de su animalidad.
Cuando lo cuente en Basauri no se lo van a creer.