miércoles, 29 de septiembre de 2010

Harry´s bar


Situado en el privilegiado entorno de la desembocadura del Gran canal, el Harry´s bar es uno de los locales de cócteles mas conocidos del mundo. Alli se inventó el Bellini, zumo de melocotón con champgne y unas gotas de limón, y son tambien muy famosos sus martini secos, a los que Truman Capote llamaba Silver Bullet, bala de plata.

Chaplin y Orson Welles, tambien fueron asiduos de este local, y Ernest Hemingway, gran amigo del propietario y de los cócteles, situo aquí parte de su novela
Al otro lado del rio. A Hemingway el martini le gustaba muy seco: Dejaba la copa de ginebra junto a la botella de martini durante unos minutos y luego se bebía la ginebra.

Como corresponde a tan ilustres borrachos, el Harry´s es un lugar selecto y cosmopolita. Tan selecto y cosmopolita como 17 euros la consumición. Y alli nos dirigimos nosotros, sacando los pies del tiesto, dispuestos a dilapidar nuestros exiguos ahorros. En el otro lado de la pequeña barra nos encontramos con unos conocidos que apuraban sus bellinis. Uno de ellos hizo amago de saldar la cuenta y el fugitivo le frenó haciendo un gesto como de “
no hace falta que pages lo nuestro”. Gesto que fue inteligentemente interpretado como “nosotros pagamos todo, no os preocupeis”. En unas décimas de segundo nos expresaron su agradecimiento y desaparecieron, dejándonos con una cuenta pendiente de 96 eurazos, que el impecable pero resabiado camarero no tardó en solicitarnos, mientras apretaba un botón que bloqueaba las salidas.




PD. Espero que el fugitivo no vaya nunca a una subasta de arte, porque seguro que antes de que acabe de rascarse la oreja ya habrá oido el mazo adjudicandole un jarrón de la Dinastia Ming, muy por encima de su valor de mercado.

domingo, 26 de septiembre de 2010

gatos venecianos


Por alguna razón atávica, Venecia, tan populosa bajo la luz del sol, durante la noche se torna una ciudad vacia y silenciosa.

El Campanile aun no ha anunciado la medianoche y ya tan solo resultan visibles algunos turistas reticentes que apuran sus spritz por los alrededores de San Marcos y los estudiantes poco aplicados que procrastinan en el Campo Santa Margherita. Y aun estos no tardarán en recogerse en su refugios.

En las calles desiertas, los sigilosos felinos serán los únicos testigos de la atmósfera , radiante y enígmatica que desplegará entonces la ciudad.

Los gatos son desde tiempo antiguo muy mimados y respetados por los venecianos.

Y es que la peste que motivó la construcción de la iglesia de la Salute, fue propagada por ratas asiáticas que llegaron ocultas en los barcos que venian de Oriente. Asi, estas naves que traían preciadas especias, fina seda y otras codiciadas mercancías, enriquecieron la ciudad pero tambien provocaron su destrucción. Los fatídicos roedores encontraron en las cloacas de Venecia un refugio perfecto para multiplicarse y propagar la enfermedad.

Para combatir la plaga, la Serenísima importó gatos de las islas de Dalmacia que pusieron todo el empeño en aniquilar a sus naturales enemigos.


Bien pudiera ser que, en agradecimiento, los parroquianos otorgaran a los gatos el privlilegio de gozar en exclusiva de la noche veneciana



lunes, 20 de septiembre de 2010

donosti


Tan solo unas lineas para poneros al corriente de la dificil situacion en la que me encuentro.

Estoy en Donosti en el festival de cine, dentro del glamouroso itinerario iniciado en Venecia. De ahi que adjunte este dibujo veneciano, para no interrumpir la serie (y tambien porque no tengo escaner para poner algun dibujo donostiarra) .

El caso es que acabo de darme un bañito matutino en la Concha, y ahora he quedado con el fugitivo para ir a ver a Julia Roberts, una de sus actrices fetiche.
Luego a comer pintxos, siesta y mas peliculas.

Que dura es la vida del aventurero!

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Salute


Por cierto, la iglesia que se ve al fondo en el dibujo anterior y que en este podeis apreciar con todo detalle es Santa Maria de Della Salute, uno de los mas hermosos testimonios del barroco italiano. La cúpula de la Salute, soportada por sus caracteristicos contrafuertes en forma de caracolas, conforman uno de los mas típicas estampas venecianas.

La construcción se inició en 1630, justo después de que remitiera la peste negra que asolaba la ciudad y diezmaba su población, epidemia que habia sido considerada por los visionarios como un castigo divino por la vida disoluta que se habia extendido en Venecia. Ante la desesperada situación, el Senado realizó una promesa: Si la ciudad se liberaba de la plaga, levantarian un portentoso templo en honor a la Virgen de la Salud.

Parece ser que la Virgen se portó y el Senado encargó a Balthasar Longhena la construcción de la nueva iglesia en la Punta de la Dogana, el lugar donde encontraba el Priorato veneciano de la Orden de los Caballeros Teutones, cuyo monasterio fue demolido para hacer sitio. Este arquitecto, de probable origen ebreo, escondió en la estructura del edificio enigmáticas referencias esotéricas y numerológicas que solo los iniciados en la Cábala acertamos a compren
der.

Cada 21 de noviembre los venecianos van en procesión desde San Marcos hasta la Salute, a través de un puente de barcos construido ex professo, y echan la tarde por allí.


Mostra


Bien. Damos por concluida la mision en Venecia satisfactoriamente. Es verdad que el Leon de oro se lo ha llevado Somewhere, pero es que los Coppola son mucho Coppola. Os adjunto un poco de musica de Carmine para corroborarlo.

Por su parte, la inconmensurable Balada triste ha salido muy bien parada, y alex se ha llevado para casa unos galardonazos de los buenos, mejor director y mejor guion.

Ademas disfrutamos mucho, no solo con la proyección, sino tambien recorriendo esa ciudad unica y dibujando sus fondamentas.

Os pongo un dibujo de una esquina, junto al Ponte della Accademia, donde estuvimos cenando una noche con el elenco de la película, pendientes de que se publicaran en internet las primeras criticas, despues del pase de prensa. La tensión era irrespirable, hasta que leimos la crónica de El Pais, y ya eufóricos, hicimos Daniel Boom con el hurón y saboreamos unas exquisitas pizzas Lucifer

viernes, 3 de septiembre de 2010

Venezia



Ahora debo interrumpir brevemente la crónica croata porque me voy unos dias a Venecia, que es una ciudad muy bonita y las calles son de agua y los coches son barcos.

El objetivo es acudir al estreno de Balada triste de trompeta, pelicula que el amigo Alex presenta a concurso en el festival de cine, y aplaudir hasta convencer a Tarantino y al resto del Jurado de que es mejor que las demas peliculas, incluida la de su novia, Sofia Coppola.

No va a ser facil. A ver que pasa


amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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