miércoles, 31 de julio de 2013

Alto de Erro

Llega el peregrino al Alto de Erro con la lengua fuera. Cansado, hambriento y sediento. Asi que agradece bastante encontrarse con esta furgoneta, bar ambulante, donde puede solventar las tres carencias. Come un bocadillo, bebe una caña y descansa un rato. Cuando pasé por ahi habia una mejicana, una noruega y dos coreanos, improvisando una torre de Babel en la montaña navarra.

martes, 30 de julio de 2013

Lintzoain

Superado el robledal de Muskilda, el peregrino llega a Lintzoain, pueblo de larga tradicion artesanal . Todavia se encuentran por aqui cuchareros, comporteros y esporteros, trabajando con mimo el boj, el haya y el avellano, respectivamente.
Al salir del pueblo debemos enfrentar una cuesta muy descarnada para ascender hasta el alto de Erro.  

lunes, 29 de julio de 2013

Inorena


Hago un alto en Bizkarreta para dibujar estos dos baserris.

El de la izquierda fue edificado en 1905 por Manuel Azparren y Brigida Lusarreta. El de la derecha no se sabe. Su propio nombre, Inorena, sugiere una difusa filiación, fuente de quebraderos en la rectilineas cabezas del catastro.

jueves, 25 de julio de 2013

Espinal


Aurizberri/Espinal es el siguiente pueblo en el camino, un buen lugar para parar a tomar un cafe, en mitad de la etapa, o si uno tiene mas hambre y mas tiempo, tambien puede degustar un revueltico de hongo beltza, que esta es zona de gran riqueza micologica.




martes, 23 de julio de 2013

Sanbenitos



Cuando decimos que a alguien le han colgado un sanbenito, estamos sugiriendo que le han atribuido la culpa de una falta que no ha cometido.

El origen de la expresión proviene de los protocolos inquisitoriales, que ordenaban vestir a los acusados de brujería con un saco blanco. A esta indumentaria se le llamaba san benito porque llevaba estampada una cruz de san Andres de color rojo, y  se parecía al hábito de los benedictinos. Una vez que le habían colgado el sanbenito, difícilmente resultaban exculpados.

Pues bien, en el interior de la Iglesia de san Nicolas de Bari, en Burguete, se conservan los sanbenitos de cinco condenados por brujería, que fueron quemados en la hoguera el 19 de junio de 1525, frente a la iglesia. Acudieron ante la pira muchos paisanos de un lado y otro de la frontera, y el ambiente era de gran jolgorio, pues se celebraban las fiestas patronales y es  sabido que un espectáculo truculento da mucho lustre a los festejos populares.



lunes, 22 de julio de 2013

Burguete/Auritz



Saliendo de Orreaga/Roncesvalles, y tras unos kilómetros de frondosos bosques, el peregrino llega a Burguete, burgo fundado en el siglo XII, para atraer a los comerciantes hasta este paso pirinaico, por el que desfilaron las legiones romanas hacia sus campañas enHispania.

Este pueblo de rotundos caserones blasonados, como tantos otros en la Ruta Jacobea, discurre a lo largo de una sola calle, flanqueada por dos arrollos canalizados, lo que nos da idea de la generosa pluviosidad de la zona.

Se encuentra enclavado en"el territorio más malditamente salvaje de los Pirineos", según escribió Ernest Hemingway. Parece que el escritor americano descubrió Burguete en los años veinte, por consejo de la familia Graz, propietaria del Hotel La Perla, de Iruña, y le gustó tanto que solía venirse con sus amigos después de los Sanfermines, a descansar unos dias y pescar unas truchas en el rio Iratí, que de seguido se comerían aderezadas con taquitos de jamón.

sábado, 20 de julio de 2013

La cancion de Roldan




















Caminando entre los robles de 
Sorginaritzaga, 
umbrio paisaje de claras reminiscencias brujeriles,  me topo con un crucero en un claro del bosque.

Esta cruz, me dicen, señala el lugar donde está enterrado Roldan, el mas grande caballero de Francia y sobrino de Carlomagno, muerto en la batalla de Roncesvalles, en uno de los lances mas celebrados de toda la Edad Media.

El emperador Carlomagno, habia atravesado los Pirineos para ocupar Zaragoza. Pero al llegar, por un cambio en la política de alianzas,  se encuentra una resistencia inesperada y se ve obligado a renucniar a la plaza. Debe regresar a Francia para sofocar la revuelta sajona, pero como esta frustrado y furioso, de camino decide arrasar Pamplona a sangre y fuego, para desquitarse y darle una alegria al cuerpo .

Esa trropelía no habría de quedar impune y poco despues, en el paso de Roncesvalles, la tropas carolingias sufrierían una fatídica emboscada . Las tribus vasconas atacaron la retaguardia del ejercito franco, descalabrando las huestes de Roldan y los doce pares de Francia. Cuando el caballero Roldan se decide a hacer sonar su olifante de marfil, para avisar al emperador, era ya demasiado tarde. El valle estaba ya teñido de sangre.

Viendose perdido, antes de morir intenta romper su espada Durandarte, para evitar que caiga en manos enemigas. Pero la espada, que lleva incrustado en su empuñadura un diente de san Pedro, se resiste y parte la roca.

Estos episodios se cantaron en el más importante poema de la literatura épica medieval, la Chanson de Rolland, aunque para resaltar la magnitud heroica de su protagonista y el potencial destructivo del enemigo, sustituyeron a un puñado de vascos montaraces, armados con piedras, por 400.000 sarracenos sanguinarios, con sus cimitarras afiladas para la guerra santa.

lunes, 15 de julio de 2013

Roncesvalles


De nuevo acometemos el camino de Santiago. Esta vez desde Roncesavalles-Orreaga. Este histórico enclave navarro, ha sido desde muy antiguo cobijo de peregrinos, fuente de leyendas y encuentro de culturas. Casi todas las invasiones europeas que se han asentado en la peninsula, han cruzado los pirineos por aquí: los celtas, los godos, los francos…

 Los sólidos muros de la colegiata, construida al abrigo del puerto de Ibañeta, guardan en su interior tesoros legendarios, que pasan desapercibidos a la mayoría de los visitantes: el relicario en forma de damero, conocido como Ajedrez de Carlomagno; una delicada talla de la Virgen del siglo XIV; los fondos de la Biblioteca capitular, que comprende más de 15.000 volúmenes de valor incalculabe de todo tipo de materias, y en varias lenguas: hebreo, griego, latín, vasco y hasta chino.

Pero sobre todo hay una pieza que me fascina: la esmeralda de Miramamolín que, según la leyenda, lucía el rey moro en su turbante y que le fue arrabatada en la Batalla de las Navas de Tolosa, por el rey Sancho VII el Fuerte, aquel gigantesco monarca navarro que media mas de dos metros según atestiguan las crónicas de la epoca.

Las tropas cristianas habian acudido a las tierras jienenses a enfrentarse con los invencibles ejercitos musulmanes dirigidos por Miramamulin, emir de los creyentes. Los islamicos contaban con mas abundantes efectivos, compuestos por la infantería ligera marroquí, reclutada en el Alto Atlas, los voluntarios de Al-Ándalus, la caballería almohade, que combatía con lanza y espada, tras la que se encontraban los contingentes de arqueros turcos a caballo , reclutados en Libia en la guerra contra los ayubíes de Egipto.

Al final, formando una apretada línea en torno a la tienda personal del sultán, se encontraba la llamada Guardia Negra (también denominados imesebelen), integrada por fieros soldados procedentes del Senegal. Grandes cadenas y estacas los mantenían anclados entre sí y al suelo, de tal manera que no les quedaba otra alternativa que luchar o morir. Desde su tienda, Miramamulin el sultán arengaba a sus tropas con un ejemplar del Corán en una mano (en la cubierta de este ejemplar estaria engarzada la celebre esmeralda) y una cimitarra en la otra, vestido completamente de verde , el color del Islam.
Todo esto poco debio impresionar a Sancho VII el Fuerte, que además de grande era navarro y, por ende, brutico. Llegó hasta la tienda del Sultán, partió las cadenas a espadazos y puso en polvorosa los pies de toda la morería, incluidos los encadenados. Del consabido saqueo el rey navarro se trajo para Roncesvalles el Coran de Miramamulin, la esmeralda y las cadenas, que quedarían desde entonces incorporadas al escudo de Navarra, y expuestas a los pies de su sepulcro de alabastro en esta colegiata.

miércoles, 10 de julio de 2013

ruth



Ruth es una chica adorable natural de Virginia que estaba trabajando en la Habana. Costaba poco imaginarsela de vaquera marcando reses, intimidando a los destripaterrones que se empeñan en roturar las praderas, y provocando alguna trifulca tabernaria no muy cruenta, entre los borrachuzos de un polvoriento saloon del far west, como una Calamity Jane contemporánea.

Pero lo cierto es que en Ruth era una chica moderna de la costa este y ascendencia judia y que en Virginia jamás hubo cawboys. Fue una serie de TV de los 60, el Virginiano, la que ha sembrado esa imagen equivoca en mi imaginario particular.

 

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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