viernes, 2 de octubre de 2009

bridge


El aventurero contempla el Brooklyn Bridge y le resulta tan familiar como el puente de san Antón. Y es que esa es una de las ventajas de viajar a NYC: que todo se te hace conocido. Han sido tantas las referencias que a lo largo del tiempo hemos acumulado mas o menos inconscientemente, sus imágenes han pasado tantas veces por nuestras retinas, que uno tiene la sensación de que ya ha estado alli anteriormente. (En el caso del aventurero es lógico, por que él efectivamente ha estado alli con anterioridad, hace casi veinte años) Pero eso no mitiga el asombro del primer encuentro, sino que mas bien lo facilita y lo concreta. Es como si viajas por un lugar remoto y te encuentras inesperadamente con un amigo de la infancia.

Poco a poco una imagen borrosa en la memoria se me fue haciendo mas nítida: era Tarzán lanzándose al agua desde los tensores del puente de Brooklyn, perseguido por unos zoologos con pocos escrúpulos.



7 comentarios:

judax dijo...

Cuantas películas y series !!!!!! cierto es que quizá lo hemos visto más veces incluso que al de San Antón.

Mu guapetón el dibujo.

cosmopolitana dijo...

21 elefantes procedentes del circo de P.T. Barnum cruzaron el puente de Brooklyn en 1884 para demostrar que la colosal estructura resistiría.

Muskilda dijo...

Pues mira, por el Puente de San Antón pasan habitualmente unas decenas de maquinas de gran peso y volumen, que hacen un ruido de cientos de miles de decibelios, para ver si las personas que vivimos cerca terminamos arrojándonos a la Ria cual Tarzaneses y Tarzanesas cualquiera. Al final, se van a parecer...Por cierto, a veces si gritamos como Tarzán.

gus aneu2 dijo...

¿Y lo atravesasteis andando?

Wendy Pan dijo...

Joooo, yo quiero ir antes de ser una vieja y decrépita frikins.
Nadie quiere irse tan lejos conmigo, ni que les fuese a morder las yugulares.

Oyes, el de Brooklyn no tiene 2 bujeros?
Creo que hoy era el cumpleaños del de Manhatan que solo tiene un bujero pero se parecen mucho.

EL AVENTURERO dijo...

claro, lo atravesamos andano

el de brooklyn, que efectivamente tiene dos bujero es el del fondo.

el que aprece en primer plano es el de Manhatan

Wendy Pan dijo...

2 mioooo !! Odio saber tantas cosas de 'New York, New York is a wonderfull toooooown!!' (Gene & Frank dixit).
Gracias por tus fantasticos dibujos y aventurillas, my friend.

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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