La batalla de Clavijo
“SANTIAGO (VALADA INGENUA)”
"...Dice un hombre que ha visto a Santiago
en tropel con doscientos guerreros;
iban todos cubiertos de luces
con guirnaldas de verdes luceros,
y el caballo que monta Santiago
era un astro de brillos intensos..."
Federico García Lorca
Esta que aquí veis, iglesia de San Saturnino, no está en Navarrete, como reza la inscripción manuscrita, sino en lo alto del cerro de Ventosa, de donde es iglesia parroquial. En cualquier caso, fue en las inmediaciones de estos pueblos donde se desarrolló la batalla de Clavijo, ese pedazo de hito de la reconquista del que paso a daros breve cuenta.
El infame rey Mauregato, hijo natural de Alfonso I y de una esclava, para no ser atacado por los emires Omeyas les habia concedido el llamado Tributo de las cien doncellas. El vejatorio impuesto consistía en entregar anualmente a Abderraman II cien doncellas, cincuenta nobles y cincuenta labradoras, para que este saciara sus lascivos y refinados apetitos.
“Bramaban los Christianos sobre este feudo, especialmente los Nobles, que no saben sufrir infamias. Y de aqui resulto, el que varios Cavalleros esforçados, les quitaron de las manos el tributo algunas veces; y aun huvo ocasion, en que defendieron a las inocentes doncellas, los toros de una bacada, jugando contra los Moros sus puntas, y despedazandolos", según refiere el Compendio historial de La Rioja, de sus santos, y milagrosos santuarios.
Lope de Vega abordó este el tributo como argumento en Las Doncellas de Simancas. Al ir a entregar las cien doncellas,una de ellas se desnudó totalmente, y tan sólo al llegar a tierra de los moros se vistió de nuevo, no por mucho tiempo, supongo. Con esto daba a entender que no quedaban ya hombres en su territorio, puesto que nadie sabía defenderlas.
El relato del Tributo de las cien doncellas nos remite incluso a mitos mucho mas antiguos, como el del Minotauro de Creta. Monstruosa criatura con cabeza de toro, que se alimentaba de carne humana, cuya voracidad arrasadora era apaciguada por la ciudad de Atenas con la oferta de un grupo de jóvenes cada nueve años .
Como el mito cretense, la batalla de Clavijo también tiene su heroe. Ramiro I, trasunto de Teseo, se niega a cumplir el tributo y se enfrenta a los musulmanes
Ramiro I (842-850), hijo de Bermudo el Diácomo, se había proclamado Rey de Oviedo, tras mantener ciertas luchas contra Nepociano. Según cuenta la tradición en el año 844, el Rey Ramiro I reunió al Consejo de Estado, y les comunica su negativa a entregar las chavalas al emir cordobés, declarandole la guerra.
Logicamente contrariado, Abderramán II lanzó sus tropas al saqueo y la rapiña. Pronto habrían de enfrentarse ambos ejercitos en la célebre Batalla de Clavijo, en la zona de Albelda, cerca por tanto de Ventosa y Navarrete.
Las tropas del emir superaban a las de Ramiro en número de diez a uno. Los cristianos, barridos del territorio, se refugiaron en el llamado collado de Clavijo. Cuando las circunstancias les eran mas adversas, se abrieron los cielos y surgió una figura en la loma: nada menos que el apostol Santiago, en su versión mas belicosa, espada en mano y montado en un blanco caballo blanco, que acometió feroz contra la morería, desbaratando sus filas y causando gran estrago : "...cortava cabeças de Moros, como suele la hoz derribar espigas en el estio...".
Animado por la contundente presencia del primo de zumosol, Ramiro I continuó la batalla persiguiendo a los árabes hasta la villa riojana de Jubera, donde el apóstol matamoros abandonó su furibunda acometida y regresó a los cielos desde una peña en la que dejó las huellas del caballo.
2 comentarios:
Jolíns! Dónde está el botón de 'ME GUSTA' ?!!
Jajajajaja
siempre por las mujeres de por medio...
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