Un anuncio se lanzó ayer al espacio para tentar con aperitivos de maíz a posibles consumidores extraterrestres. El reclamo sideral es parte de una campaña de Doritos -la marca de chucherías-, que se ha asociado con los científicos de la Universidad de Leicester para este hito histórico.
El anuncio se transmitió desde el potente Radar de Ultra Frecuencia de 500 megahertzios, situado en el archipiélago ártico de Svalbard, entre Noruega y el Polo Norte, y ha sido emitido por el Centro Espacial de la Asociación Científica Europea de Radares de Dispersión Inconexa (EISCAT). ¿que se puede esperar de una gente que trabaja en una asociación de Dispersión Inconexa?
Parece el argumento de un episodio de Pluton Verbenero, pero no. Se trata de un mensaje publicitario dirigido a potenciales clientes alienígenas de un sistema solar situado a 42 años luz de la Tierra, cuyos planetas orbitan en torno a la estrella 47 Ursai majoris (UMA-47), en la constelación de la Osa Mayor.
La señal digital, que tardó poco más de un segundo en pasar la Luna, cuatro minutos y medio en dejar atrás Marte y nueve minutos en rebasar el Sol, tardará 42 años en llegar a su destino, a 300.000 kilómetros por segundo, la velocidad de la luz.
El anuncio es un vídeo de 30 segundos seleccionado en un concurso por la marca de aperitivos. Se ve en él a una tribu de Doritos que escapa de una bolsa y sacrifica a uno de sus miembros como tributo al Dios de la Salsa. Menuda imagen que se van a llevar de nosotros los alienígenas. Cuando vean que hay un planeta en el que se sacrifica a sus individuos a dioses salseros, les van a entrar ganas de bombardearnos.
amica veritas, sed magis amicus plauto
Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.
En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.
Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.
Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.
Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.
En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.
Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.
Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.
Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.
6 comentarios:
¡Aventurero, ya me costará seguirte!... En la Blogocosa era fácil pero en la Blogogalaxia... ahora, si pones una nave a nuestra disposición...y unos tacos de queso Idiazabal... pero a bordo nada de doritos... S'il te plaît!
Un besito galáctico.
por alusiones....., tanto hablar de consumidores y utilizas un dibujo con copiright...
Jejejejeje, tranquila Selma que tenemos el Plutón BRB Nero para surcar la Blogogalaxia, fijo que la Señora Mayor nos la presta, con tripulación y todo.
¡Muy bien Wendy! ¿Pero y del queso que...? es "nuestro" combustible..
;-)
manchego
Fíjate aventurero que camino de no sé donde, y después de pasar por la luna, marte y tomelloso, supongo, el mensaje cheto ha recabado también en este remanso de paz que es tu blog, y en cienes y cienes de medios de comunicación de esos que llaman, no son malos esos publicistas, son pérfidos, pero efectivos. ¿Qué será lo próximo?
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