miércoles, 8 de octubre de 2008

Camara de Lobos


Uno de los pueblos mas pintorescos de Madeira es Cámara do Lobos, sumido en las tradiciones marineras y habitado por familias de pescadores, dedicadas sobre todo a la pesca del peixe espada.

Los lobos que le dan el nombre eran lobos marinos, una especie de focas monje que frecuentaban la playa de guijarros.

Winston Churchill colocó su caballete en este puerto y apuró sus pinceles para reflejar la belleza del lugar ¿Sabiais que Churchill pintaba? Yo no tenía ni idea.

¿Y que fue premio Nobel de literatura? Desde luego este hombre ademas de ganar la Segunda Guerra Mundial tuvo tiempo para muchas cosas.


10 comentarios:

gus aneu2 dijo...

¿Alguién puede decirme si es recomendable leer algo de Churchill y que obra sería la más interesante para hacerlo en primer lugar?

EL AVENTURERO dijo...

su obra mas importante debe ser sus memorias, aunque yo no las he leido

aparte de eso creo que solo escribió algunos libros de historia

Wendy Pan dijo...

Sí, lo de Churchil sí lo sabía, me gustan mucho los documentales. El Biography Channel es maravilloso (a ratos), bendito canal 33 (catalán, mejor que la 2, salvo por algo de Plutón...).

Jefe, no me compare los lobos marinos con focas, por el amor de 2! que no son ni de la misma familia. Si acaso los lobos son primo-hermanos de los leones, incluso de los elefantes marinos. Aunque claro, los lobos marinos son de menor tamaño.

Wendy Pan dijo...

Ay, se te hechó de menos en la Kedada, mailord.

EL AVENTURERO dijo...

asi que anduvisteis de blasfemadores por madril?
no parais quietos

lo de los lobos marinos igual me lo he inventado, pero en cualquier caso los que los confundieron eran ellos que le pusieron camara de lobos en lugar de camara de focas monje

EL AVENTURERO dijo...

estamos a punto de 44444 entradas.

premio para el que la haga

Anónimo dijo...

44444 !!!!!!!! Es mi número de la suerte. Espero tu premio.

Por cierto, al Churchill le dieron el Nobel de literatura porque no podían darle otro, y cómo algo había escrito pues ... toma Nobel.

El viejo zorro hizo muchas cosas, pero tu también pájaro. Algo he oído de una exposición de dibujos napolitanos en el centro cívico de Begoña.

Hamsa, Raúl dijo...

Me dejan mudo tus cuadros, ilustraciones, dibujos o como quieras llamarlos.
¿Has ilustrado textos que no sean tuyos? O sea... Tengo cuentos infantiles... sin ilustrar y pensaba...

EL AVENTURERO dijo...

premio para judax:
le damos el reloj, le damos el sombrero
le damos el champan y el carnet de camellero

EL AVENTURERO dijo...

fila 7
mandame un correo si quieres y hablamos

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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