viernes, 4 de diciembre de 2009

latinos


Los inmigrantes latinoamericanos han sido de los últimos en llegar, así que, a día de hoy, ocupan el escalafón mas bajo en el espectro laboral. De ahí que la hostelería esté plagada de hispanos, que a menudo trabajan para jefes italianos o irlandeses.

Esto que, sin duda, es una desgracia para los latinos, es una ventaja para el aventurero, poco dotado para los idiomas, que se pasea por el mundo con autosuficiencia lingüística. Prácticamente en todos los bares y restaurantes hay algún camarero que habla castellano y te evita que acabes pidiendo mollejas cuando lo que quieres es una tarta de manzana.

Como ejemplo os pongo el dibujo de un chicano que curraba en un burguer y tenia una peinado que ya lo quisiera Don King.


8 comentarios:

cosmopolitana dijo...

Bueno, como que un latino nos atendió en la barbacoa coreana!

cosmopolitana dijo...

No se podía haber elegido mejor tema para acompañar esta entrada. Me has hecho sonreír y sólo son las 7:30AM. A ver si Ricky me trae ya el café.

Judax dijo...

No estaría muy seguro de afirmar que los latinos han sido los últimos en llegar a Niuyor. De hecho en West Side Story (1961) ya se aprecia la existencia de la comunidad portorriqueña que, actualmente, es la mayor concentración de boricuas fuera de su país, y una de las mas numerosas en la ciudad.

Llegan buscando la oportunidad de ganar unos pesos para enviar ayuda a sus familias, pero actualmente su situación es tan dramática que son sus allegados los que les envían plata para que puedan sobrevivir en el "paraíso de las oportunidades". Si alguien duda, que eche un ojo a este artículo.

Mola el peinado.

Anónimo dijo...

Me gusta tu reflexión. Me gustan todas tus reflexiones. Además te quiero y te perdono todo. pero aún no es 5 de diciembre! En qué agujero negro te has perdido corazón!

EL AVENTURERO dijo...

tienes razon, anonimo, he sufrido un salto espacio temporal.
lo corrijo

cosmopolitana dijo...

Yo no creo que tengas que corregir nada Aventurero, sabemos a lo que te refieres. Los Puertorriqueños llegaron hace tiempo, pero la última oleda ha venido de Ecuador, Guatemala,...Arrigorriaga...

gus aneu2 dijo...

¿seguro que has estado en Nueva York? porque en madrid también podrías ser autosuficiente lingüísticamente gracias a los recién llegados.

Judax dijo...

He vuelto, y me he encontrado con que soy el visitante 82628, que aparte de capicúa se presta a juegos matemáticos.

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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