miércoles, 16 de enero de 2008

Los crímenes de Oxford


En fin, sigamos con lo nuestro. The show must go on.

Mañana inicio otro viaje morrocotudo, concretamente a Madrid, donde asistiré al preestreno de la esperada película Los crímenes de Oxford, del bueno de Alex de la Iglesia, al que deseo un exito arrollador. Mucha suerte.

Reproduzco aqui una propuesta que hice a la productora para el cartel de la película, que finalmente fue desestimada por razones que no recuerdo.


10 comentarios:

gus aneu2 dijo...

Un gran cartel para una gran película. Ya estoy deseando ver al aventurero y ver sus siguientes post con sus aventuras por los madriles de estreno.

Anónimo dijo...

Hola aventurero, acabo de descubrir éste blog y me está encantando, tengo ganas de bucear en el cuando tenga un poco de tiempo. Ah, soy Dadicul.

EL AVENTURERO dijo...

bienvenido, dadicul

Wendy Pan dijo...

Oooooooooooooooooh, qué memoris!!

Cómo me gusta que el show siga palante y, sobretodo, que hayas rescatado ese cartel MÍTICOOOOOOOOOO !!

Besotes morrocotudos (no se porqué ahora siempre me despido asín..., porqué será?)

Anónimo dijo...

es como cuando niños, bañados y ungidos en agua colonia, peinados con raya que soportaba 2 dias.
con ansias incontroladas: la torta, la fanta, piñata y globos; afiatados y deshidratados dentro de un sweater de cardos con olor a naftalina, esperando la hora de partir.
fatalmente el fiesticida de un hno lograba crispar el animo y antes de salir, marchabas castigado al cuarto, hasta que todos vuelvan de la fiesta.

sielhijodilecto de garrovillas de alconetar no hubiera abandonado el pueblo, quizas no estaria en penitencia.

con il fiero alleaten sigue pendiente el asado aquende. y con uds. runfla fraterna de 1er piso, cuando quieran sin cartas astrales.

gus aneu2 dijo...

Te echaremos de menos capitán, y ese asado con galeazzo musolesi caerá, caerá.

Anónimo dijo...

Ciao aventurero !
Un abbraccio da Maria
La ragazza italiana...

Campanilla dijo...

Este poster si que hubiera sido bueno.

Saludos Aventurero, encantada de haberte conocido.

Anónimo dijo...

si ungenio, el poster. segun la acuidad esencial de los usuarios de cine, tendria que haber sido lo mejor: que al fiero le han dejado el ocote como estacionamiento de bicicleta.

Tom Hagen dijo...

Joder, me encanta ese poster!!!! xD

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

Contribuyentes