martes, 15 de abril de 2008

sole mio


Algo que debo decir de Napoles es que hace un tiempo de perros. Fui alli anhelando il sole mio y me encontré con que todos los dias llovía.

Debía ser el temporal que azotó Europa durante esta semana santa, pero en mi recuerdo la llovizna configura ya de forma indeleble el paisaje urbano napolitano, tanto como el sirimiri bilbaino.


12 comentarios:

M.R dijo...

bueno, que le vamos a hacer..aunque algunas ciudades son casi mas bonitas cuando llueve,y otras al contrario,al menos tu viajas, yo me muero de envidia cada vez que leo tus aventuras....que suerte tienes,bajitorrrr! ;-)

gus aneu2 dijo...

Creo que este dibujo es uno de los mejores que nos has regalado, tengo que hablar contigo seriamente de la posibilidad de un intercambio.
Magnífico, de verdad.

Wendy Pan dijo...

Pues sí, aunque se nos olvide reconocertelo, pero es que nos tienes tan bien acostumbrados...

Pos ir a Burgos mencantaría como siempre, pero por ahora no tengo ningún tipo de plan viajero (aunque me pese), como mucho a Menorca pero para hacer una zarzuela.
En cualquier caso no te preocupes que ya os enteraríais si voy pallá, pero esta vez tendría que hacer un recorrido con medio tirabuzón con mortal hacia atrás paceros una visitilla a todos jejeje
Pero ya te digo, en vistas de la largura de este "paro", pos no entra en mis planes, snif, snif

Ma piove, che bello!!

Anónimo dijo...

en bilbao tenemos "AGUA DE BILBAO" embotellada.

También había "Aqua di Napoli"???

EL AVENTURERO dijo...

pues podemos hablar de ello, gus, en julio seguramente hare una exposicion en madrid

kire, agua de napoles tuvimos de sobra

M.R dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
M.R dijo...

y Gus tiene razon, este dibujo es precioso, pero es verdad que nos tienes bien acostumbrados,si expones en Madrid subo "parriba" fijo!
besicos!!!!!

Wendy Pan dijo...

POs yo tamién!

Qué mejor escuca pa otra kedada, que los proyectos blasfemos jijiji
Y así conocemos a Anna Karina que ya está en Spain YUPIIIIIIIIII !!

S dijo...

Me has recordado a mi la semana pasada! Fuí a Turín y nos llovió cada día!! Bueno, una mañana salió el sol... y nos engañó, dejamos el paraguas en el hotel y por la tarde volvía a llover peor que antes!
Bueno, espero que al menos pudieras disfrutar del viage un poquito...

Besotes!

gus aneu2 dijo...

Si necesitas algo para la expo dímelo, estoy a tu disposición. Cuando vengas tratamos del tema. Y lo de la quedada está hecho, al menos pro mi parte.

EL AVENTURERO dijo...

hola, s
ya volviste de dublin?
ya veo que ahora te has idi a turin, pues solo te falta berlin, para completar el tour de ciudades diminutivas.
tu sique eres viajera, y morrocotuda

Anónimo dijo...

Querido Ugenio....te has dejado Ischia y Procida

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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