martes, 26 de febrero de 2008

And the oscar goes to...

Debido a mi absorbente dedicación a asuntos de mayor trascendencia geopolítica, no suelo abundar en acontecimientos mundanos como la entrega de los oscar. Sin embargo, hoy me veo obligado a reseñar un par de galardones del reciente palmarés porque me afectan personalmente, sin detenerme en el celebrado oscar a Bardem, su madre, sus abuelos y tatarabuelos (por cierto, quizas un dia os cuente como salí con Pe por la puerta grande de la Plaza de las Ventas, pero eso es otra historia).

A lo que vamos:

1. La meteórica Diablo Cody ha ganado el oscar al mejor guion por JUNO.

Diablo se ganaba los garbanzos de oficinista en una agencia de Minneapolis, pero un dia vio el cartel de un concurso de streap-tease y se presentó. La chavala no ganó, pero la barra le dio tal subidón que pasó de la oficina y se dedicó profesionalmente a desnudarse en garitos. Cuando se aburrió lo dejó y abrió un blog,
Pussy Ranah, donde contaba sus experiencias en el streap-business. Una noche, el productor Mason Novick recaló en su blog, mientras navegaba en busca de páginas porno, y le encantó. Le propuso escribir un guión para una película que él produciría. Dicho y hecho. Ella escribe el guion de Juno y van y le dan el oscar. Ahora, rondando la treintena, cuenta entre sus proximos proyectos una serie basada en una idea de Steven Spielberg, una película de terror y una comedia.
Esta cenicienta de satánico apodo se ha convertido en mi heroina (y la de muchos blogeros, supongo). Total, que he decidio seguir sus pasos. Yo ya cuento con experiencia como oficinista y como blogero. Prescindiré de la fase intermedia de streaper para ahorraros ese mal targo, asi que ya estoy preparado para el exito y esperando que me lluevan las ofertas. Preparate Hollywood!

2. El excentrico Dany Day-Lewis recibe el oscar al mejor actor, por su trabajo en la cinta "There Will Be Blood", titulo onomatopeyico que parece reproducir el borboteo del petroleo.
Procedente de ilustre familia (su abuelo materno fue Sir Michael Balcon, dueño de los famosos estudios Ealing), Dany ha cosechado abundantes exitos en su carrera de actor. Pero se sentia tan presionado por el trabajo, que en 1997 decidió dejarlo y se fue a Italia para dedicarse a la reparacion del calzado, abrazando el mileurismo. Su vuelta a los platós no es una buena notica, porque, no digo yo que no sea buen actor, pero como zapatero era un fenómeno (esto no es propaganda electoral), lo mismo te encolaba unas suelas que te cosía unas chirucas .
Precisamente ahora que le iba a mandar yo unos mocasines a ver si me podia poner unas calzas, seguro que me sale con que anda muy liado con la movida del oscar. En fin.



5 comentarios:

Anónimo dijo...

virgilio, condottieri de la colina, que aquel baptizo ha sido in nomine diaboli y esta visto que los que saben escribir, no tienen nada que decir, y los que tienen algo que decir, ya no pueden escribir.

y me sumo a lo dicho por el peon botero -el 260208 a las 2031-: que la fiambrera la tienes afilada.

EL AVENTURERO dijo...

oh, capitan, mi capitan, vivimos en tiempos de confusion y desolacion

Wendy Pan dijo...

...pos abramos bien los ajos para no pisar a nadie y busquemos todos juntos la salida de la cueva, esta en la que nos encontramos.

Seguro que cavando superficialmente en dicha desolación encontramos a una buena pandilla..., anda!! pero si ya nos hemos encontrado jejejeje

Jas dijo...

Unos verdaderos cracks ambos. Por cierto el blog de Diablo Cody es:

http://blogs.citypages.com/dcody/2005/09/

Donde la mujer deja "todo" al descubierto, todo un hallazgo oiga.

Aupa Bardem!!

------ dijo...

Alguién me dijo no hace mucho: ...si has tocado fondo, aún puedes escarbar!!!

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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