sábado, 16 de junio de 2007

bloomsday

Abandono de momento la miniserie de Salvador de Bahía que he venido publicando estos días, para volver a mi habitual metodología narrativa del totum revolutum. Ya retomaremos mas adelante algún que otro motivo bahiano.

Y es que hoy es 16 de junio, el bloomsday, el día en el que se desarrolla todo el
Ulises de James Joyce, obra clave en la literatura del siglo XX. El día en el que James Joyce conoció a su esposa, Nora. Y el día en que miles de entusiastas de la novela se disfrazan con trajes de época y se lanzan a las calles de Dublín y desplazándose en bicicleta, recorren el itinerario que realizó Leopold Bloom, el protagonista de Ulises, por las calles de la capital irlandesa un día como hoy de 1904.


"¿Pero donde empieza la novela?" Se preguntarán ustedes al unísono. Pues bien la novela empieza en la
Torre Martello que reproduzco en torpe boceto, situada en un promontorio junto al mar en Sandycove, cerca de Dublín, donde pasamos una soleada tarde esta primavera.


La costa irlandesa está salpicada de estas pequeñas torres defensivas destinadas a frenar hipotéticas invasiones napoleónicas, que nunca llegaron. La idea y el nombre provenían de una torre similar, ubicada en la Punta Martella, en Córcega.


En 1904, una de estas torres, fue ocupada por Oliver St. John Gogarty, quien invitó a Joyce a instalarse con él. La convivencia no debió ser muy buena: según se cuenta, acabó abruptamente cuando Gogarty disparó con su revolver por encima de la cabeza de Joyce, quien volvió caminando en plena noche a Dublín.


Para conmemorar la fecha, los karis nos han invitado a un almuerzo a base de órganos aves de corral, sopa de intestinos, mollejas con savor a nuez, corazón relleno, lonchas de hígado y riñones fritos al jerez, emulando a Bloom.

9 comentarios:

JoFz dijo...

¿quién ha dicho que los viajes en el tiempo no son posibles?

Anónimo dijo...

Acabo de hablar con el lehenda-kari, para excusar mi asistencia al evento (aunque ha prometido guardarme un tupper de riñones), lo que me recuerda que su padre es de celebrar cosas un tanto raritas, como es su 7oo cumplemeses, y marcianadas del pelo. Viene a cuento por el ¿7o7? aniversario de nuestra querida villa, que se celebra hoy, y por saber si el Aventurero celebrará las 2ooo entradas a su estupendo blog, al caer. Enhorabuena por ello, Uge.

EnfermeraDeNoche dijo...

"La convivencia no debió ser muy buena: según se cuenta, acabó abruptamente cuando Gogarty disparó con su revolver por encima de la cabeza de Joyce"

Una forma como cualquier otra de dejar claro los deseos de continuar juntos, sin licencias. No debería reírme de estas cosas, lo sé XDDDDDD

1997 visitas! quedan 3 :)

JoFz dijo...

ya serán menos....

JoFz dijo...

2000... jejejej

Jas dijo...

Estimado Bajito, me es muy grato comunicarte que Substantia ha ganado el PRIMER PREMIO del Festival Caostica de Bilbao...oleee, oleee y oooleee!!!

Siento decirte que no vamos a poder ir a recoger el premio, me lo han comunicado esta noche y para estar mañana a las 6 de la tarde en Bilbao, iba a ser complicado. Pensé en llamarte para que fueras a recogerlo, pero ya nos han dicho que no pasa nada, que el trofeo nos lo mandan por correo y la pasta va directa a la cuenta, así que...

Gracias por asistir y a Marina y a todos los que fueran a verlo.

P.D.: Marina ya me dirás a que dirección tengo que enviar el jamón y las botellitas de vino ;-)

¡¡AUPA BILBAO!!!

EL AVENTURERO dijo...

oleee, oleee y oooleee!!!
enhorabuena, jas, ya ves que en bilbao sabemos apreciar lo bueno, y no me refiero al jamon

y hemos pasdo de las 2000 visitas sin enterarnos, bueno celebraremos las 10.000 con alguna ciberfiesta

Jas dijo...

¡¡AUPA BAJITO Y SU BLOG VIAJERO!!

lenoreanabel dijo...

estuve en mayo en dublín y me encantó. el ulises lo tengo pendiente pero me da un poco de miedo la verdad. Pero algún día, algún día,...alguna idea de una buena edición traducida al castellano en inglés ya ni me lo planteo.

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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