sábado, 9 de junio de 2007

El milagro de Candeal

El propio aventurero sufrió el azote de la violencia cuando, ante la indiferencia de sus amigas, un maluco le robó el reloj. Un swatch, analógico y digital, sumergible a 200 metros, que le había costado la friolera de 29 eurazos. Ocurrió en Candeal, a la salida de un concierto de Carlinhos Bown, ensayo de la Timbalada para el carnaval… Para que luego diga Trueba que la violencia ha sido erradicada de Candeal.y ahora como me sumerjo yo a 200 metros de profundidad?

9 comentarios:

EnfermeraDeNoche dijo...

Con lo importante que es saber la hora allá abajo!

Para no llegar tarde al cine, por ejemplo.

Anónimo dijo...

Claro, como el aventurero va de fashion por esos paises le pasan esas cosas.
Haberte llevado un casio, de esos que son milagro de la técnica miniaturizada japonesa, que tienen conexión por satélite con gps rastreador.

JoFz dijo...

Lo de que fuera digital era para evitar que las agujas giraran al reves al cruzr el ecuador, ¿no?
Y una pregunta más, ¿es Candeal el origen del pan candeal que tan buena acogida a tenido en las bandejas de pan del carrefour?

Anónimo dijo...

El aventurero puede sumergirse tranquilo, años de experiencia en inmersiones a 1.000 metros me han enseñado que el tiempo transcurre igual lleves o no un reloj, es más ... a partir de 30 metros se hace difícil ver la esfera, y si vas con una borrachera de las profundidades es mejor seguir a los peces payasos, que risas, que saber la hora

Anónimo dijo...

Pones en el blog del taxista: "no me extraña que no les dejen beber en las elecciones, que tienen muy mal tomar y enseguidita se les asoman los pistolones y te montan una balasera en la cantina electoral", y me ha dado mucha risa, se ve que no has salido de tu pueblo nunca y crees que en México se está como en las peliculas de Pedro Infante. No nene, no sacan las pistolas a menos que vean a un baturro o godo con alpargatas, aqui si que sacamos una pistola jajajajaja ;)

Ah, y México va con X, que ignorancia escribirlo con J (la j es el sonido del fonema, inculto). Ya se ve ridiculo que en pleno siglo XXI escribas México con j: ES CON XXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXXX).

EL AVENTURERO dijo...

ay, pos no se me enoje, mihijita,
que no vio que solo soy un godo alpargatero

EnfermeraDeNoche dijo...

gus aneu: seguro que no, cuando casi no se cruzaba el charco, en españa se hacía pan candeal.

Vamos, que el origen estará por este lado..

JoFz dijo...

¿Aventurero baturrro? Pues yo pensé que calzaba txapela y no pirulo, en fín, que extendida está la incultura, menos mal que siempre viene alguien a sacarnos de nuestros errores con dulzura.

marmotilla dijo...

jejeje
Bueno, poco a poco... Al menos, sólo fue el reloj.

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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