lunes, 11 de febrero de 2008

a pessoa mais feliz do mondo

En aquellos dias, el aventurero siempre iba a desayunar a una pastelaria de barrio, al lado de casa.


Diariamente le dirigía a la camarera las mismas palabras: “um pingao y um pasteis de nata, obrigado”.

Ella tenia en la mirada esa tristeza que apesadunbra a veces a las portuguesas del litoral, esa profunda nostalgia del que tuvo algo que ya no tiene.
Toda la soledad del océano en sus ojos negros.

En Portugal los azucarillos del café suelen llevar una frase escrita, merced a alguna poética estrategia de marketing. El de aquella mañana decia “um dia eu farei de ti a pessoa mais feliz do mondo”. Quizas la camarera habría agradecido mas otro regalo, porque tenia un saco lleno de azucarillos debajo de la barra, pero aquel dia el aventurero tomó el café amargo.


12 comentarios:

gus aneu2 dijo...

El corazón del aventurero no cabe en un blog ni en dos. El corazón del aventurero llenaría el oceano por si mismo.
Un abrazo aventurero.
Un saludo capitán, por si pasa por aqui.
Besos wendy.

Anónimo dijo...

Pero que pedazo sinverguenza...!! Ahora pretendes vendernos esta historia romántica!! Pero si te estuvo a punto de detener la policía por acoso!!

EL AVENTURERO dijo...

Calumnias, licenciado salaz! injurias proferidas por una minoria que a nada ni a nadie representa!

El juez decretó libertad sin cargos para el aventurero, aunque peor parado salio el azucarillo, condenado a seis meses y un dia de trabajos forzados en la Pastelaria Antiqua de Belem

Wendy Pan dijo...

POs merecido se lo tenía el azucarillo remueve-pasados-inconvenientemente, hum.

Y encima metiendo en líos a mi Aventurero pinturero, que es lo más grande ca pario marde!!
Ojito licenciado(con minuscula), ojito con las sombras de la noche que te acechan como bat-blasfemeishons MUAHAHAHAHAHAHA

Besototoes gordos mi GUS

Y un abrazote para oh, capitán mi capitán!

Anónimo dijo...

...me he visto en la obligación, siempre dura, de defender la verdad, ... y por eso se me ataca ... Con ojito debe andarse El Aventurero, pues conozco sus artimañas y le he visto en ciertas situaciones...

EL AVENTURERO dijo...

la verdad, la verdad... a quien la interesa la verdad?
no seas tan prosaico, lisensiado, acaso le habrias dicho al marques de santillana que habia una moza mas fermosa que la baquera de la finojosa en el pueblo de al lado? bueno, tu igual si

Anónimo dijo...

Cómo estaba la baquera!!!!!!
Aún me acuerdo, qué lozanía

EL AVENTURERO dijo...

ves, ves? mira lo que dice el marquesito: no habia otra mas fermosa

Aprendiendo... dijo...

jajajaja. Iba a escribir un comentario rollo: "Oohhh, qué bonito post", pero luego he leido los comentarios y me he muerto de la risa.
Hace tiempo que quiero ir a Portugal, sobre todo Lisboa. Pero al último minuto siempre pasa algo. Alguna recomendación?

------ dijo...

Dejadme ser quién desenmascare al rufián. El primer día se iba de casa un cuarto de hora antes que el resto, por aquello de tomar la temperatura al lápiz, considerar la luz del momento, estirar músculos y qué se yo que más cosas. Eso decía. Me pillaréis en la calle tal, ahí al lado, tomando un apunte. Salías y el GPS te llevaba donde la pastelaria que comenta. El tercer día, una hora y media antes ya estaba sentado en la mesa, intentando ganarse al padre de la criatura. Y el resto de días, salía al alba sin hacer ruido. A nuestro encuentro, las manchas de harina que había intentado hacer desaparecer sin éxito de encima, delataban que había estado haciendo manitas debajo de la crema pastelera mientras ayudaba en el obrador ante la atenta mirada del padre. Lo que pasó después hasta llegar a comisaría, Dios lo quiera para sí y en el juicio final salga todo a la luz. Azucarillos a mí!

EL AVENTURERO dijo...

hala, el que faltaba! os habeis propuesto arruinar mi carrera repostera, pero no lo conseguireis, a Brotons pongo por testigo!

------ dijo...

No las cosas como son, hombre!! (Por cierto, el padre prepara unas tosta de jamón y queso que se te va la olla. Esto no quire decir nada! rufián! es sólo un dato para pasarte a este manjar en vez del pasteis de marras. Ya vendrás y habrá que sacarte con abogados, otra vez!!)

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

Contribuyentes